Día 1 :: Me voy de viaje


Desde que este viaje pasó de ser un sueño a una realidad, mi corazón y mi cerebro no paran. Llegó el momento de iniciar la aventura.


¿ESTO ES REAL?


En este momento todo es ansiedad, nervios, son sueños de la vida a punto de ser cumplidos: ¡voy a ver las pirámides de Egipto!.


Listas con actividades que no quiero perder, sinfín de estrategias para no malgastar un solo día, hojas y hojas con piques de viajes que pasan de generación en generación, bombardeo de información, ¡y emoción!.


No lo puedo creer, no me dan las palabras para agradecer a cada uno que me ha ayudado a cumplir este sueño, que marcará mi vida, y me acompañará para siempre: gracias FAMILIA, AMIGOS, vecinos, desconocidos solidarios, gracias, gracias, ¡GRACIAS!


PREVIA



Nunca en mi vida había viajado en avión, mucho menos había armado un equipaje para hacerlo, o para vivir 200 días lejos de mi casa.


Acordamos con los compañeros de camioneta (seríamos 8 en el vehículo) llevar una valija mediana cada uno. Casi todos lo respetamos.


Llevé una mochila, una valija mediana, y un sobre de viaje, lo que resultó ser, en mi opinión, una excelente combinación para este tipo de viaje.


Dentro de ellos, documentos, dinero, guías y mapas, provisiones, botiquín, elementos higiénicos, ropa para todos los climas, y por supuesto, una foto de mi familia: tengo equipaje.


Llevé provisiones básicas (sobres individuales de café, té, azúcar, leche en polvo, cubiertos plegables, jarra térmica, un sun para calentar agua) porque le tenía miedo a Asia, y junto a los sobres que íbamos juntando en el camino (sal, pimienta, salsas) teníamos lo básico para “sobrevivir”.


AEROPUERTO


Sábado 2 de mayo de 2009



En el aeropuerto me acompañó mi familia, mi novio, su familia, y amigos. Fui muy temprano, y luego de hacer check in y despachar equipaje, queda esperar el momento de la despedida.


Fue un tiempo lleno de ansiedad, emoción, abrazos, y buenos deseos. Imagino que también de preocupación e incertidumbre. Vale mencionar que viajé el año de la “fiebre porcina” (gripe H1N1), y no teníamos muy claro a qué nos enfrentamos, lo que atemorizaba a nuestros seres queridos.


Más allá de que parte importante del grupo de viaje partía ese día, sólo conocía a algunos de vista, por lo que esperé con mi gente para hacer aduana.


Llegó el momento, debo cruzar la puerta, empieza la aventura…


PRIMER VUELO



Estoy en el avión, mi primer vuelo, tengo una ventana para mí, ¡cuánta ansiedad!, ahora solo queda esperar. Y esperar. Y esperar. Ahora pienso que quizás llegué demasiado temprano, hace horas que estoy en el aeropuerto, y sigo esperando.


Salimos del Aeropuerto de Carrasco con un retraso de 40 minutos, por lo que nuestra escala en Miami fue a las apuradas, poco tiempo para recoger equipaje, hacer aduana, volver a despachar, y tomar nuestro siguiente vuelo al Aeropuerto J.F.Kennedy en New York.


Cuando hice aduana para ingresar a Estados Unidos, el que me atendió me preguntó por qué sonreía. Le dije que estaba feliz. Se río, selló mi pasaporte, y me dejó pasar: Welcome to the US!


Nunca había viajado en avión pero en ningún momento sentí miedo. En el despegue empecé a sentir que los oídos me iban a explotar, en ese momento me dije ”si todos los vuelos son así, no voy a aguantar”, pero cuando el avión se estabilizó, todo se calmó.


Fue mi primera vez hablando inglés por necesidad (vuelo de American Airlines), y no para una clase, lo disfruté mucho. Los asientos no son cómodos, de igual forma las horas pasan rápido, estaba distraída disfrutando cada minuto del vuelo.


Volar por la noche es algo increíble, quedé impactada. Y volar sobre las nubes, una locura, de pronto te dieron vuelta el mundo y vos estás ahí, flotando. Si es un sueño, que por favor, nadie me despierte.


¡Gracias por haber leído hasta acá!


Por cualquier consulta no dudes en enviar un correo a siempreplanificandounviaje@gmail.com o dejar un comentario.

No hay comentarios